Eran las inmediaciones del pueblo de "Santa Isabel Chalma", en el Estado de México, donde se encontraban Jacinto y Jesús, ambos floricultores, principalmente, de temporada. Este primero propietario de un modesto, improvisado y recién instalado invernadero para la siempre característica flor de cempasuchil, una flor de ornamento esencial en los festejos de día de muertes en México.
Era un viernes por la tarde y se encontraban de regreso de la siembra de la semilla y junto a su fiel y ya cansado asno de nombre "Gris" tomaron un pequeño pedaso de la carretera, lo cual puso pensativo a Jacinto. Antes de llegar a la casa de Jesús vierón cruzar una camioneta azul (Ford LOBO) a toda velocidad, lo cual no tomo por sorpresa a ninguno de los tres, así que siguierón su camino. Tomarón un breve descanso en la casa de Fidel, compadre de Jacinto, que les invito una "copita" como preámbulo a la fiesta de XV años de Megan, prevista para ese mismo sábado.
En los preparativos de los XV años, se encontraba la mitad del pueblo, la otra mitad había contribuido economicamente o en especie, dejarón a "Gris" atada en una de las maderas de la cerca de la parte frontal de la entrada de la casa. Dada la concurrencia de los preparativos no faltarón las invitaciones a sentarse, por lo que no falto el momento en que terminarón y se sentarón para tomar una copita y platicar sin rumbo fijo, a Jacinto le preocupaba especialmente la compra de los terrenos para la nueva carrete sobre la avenida principal(carretera) Chapultepec.
Transcurrieron un par de horas y la platica había versado sobre temas banales, cuando por fin se animo Jacinto a sacar el tema que tanto pululaba en su mente, a Jesús como a Fidel les parecía un asunto concluido, no tenia mayor impacto en sus vidas. El costo por m3, si bien no les pareció de todo justo ya habían llegado a un convenio y no habían a estas alturas, ya casi ningún disidente con este pacto, la mayoría de los pagos habían sido liquidados en su totalidad por lo que no pusieron mucho animo en el tema y rápidamente cambiarón el tema, aún sabiendo de su importancia, no sin antes dejar en claro que más tarde o quisa el día de mañana hablarian el tema, Jacinto por otra parte sabia que eso no pasaría.
Fue en ese momento en que Jesús cayó en un silencio incodo, sintió que algo les hacia falta, había algo en el entorno que no estaba en su lugar, Jacinto, siempre mucho más perspicaz que Jesús se percato que algo le sucedía a, su ahora socio en el invernadero, Jesús y que quisas no había cambiado el tema por un silencio incomodo no por no querer hablar de el sino por que algo más le sucedía.
Jesús, miro a su alrededor y detuvo su mirada en la cerca de la entrada. Jacinto, ni tardo ni perezoso, dio cuenta del lugar que veían los ojos atónitos de Jesús. Fidel ante el silencio, verdaderamente incomodo, aprovecho la oportuna interrupción de "Meche", su esposa, la cual se encontraba haciendo, junto con la mayoria de las mujeres presentes, la comida para tan pomposa festividad y que le pedía imperativamente que llevara a la cosina el machete de la casa y que traía en la mano. Se levanto no sin antes disculparse con sus compadre y Jesús y emprender camino hacia la muchedumbre de la cosina, ni Jacinto ni Jesús advirtieron de la partida de el compadre Fidel, su atención termino en la cara del otro intentando encontrar respuesta alguna.
No se necesito mucho tiempo, ni excusas o pretextos, con la botella a medio tomar, con un par de tacos sin probar, para que los dos se levantaran y sin despedirse ni dar razones emprender la búsqueda como alma que lleva el diablo de "Gris" el asno.